Los helechos dóciles suben actuando suavemente.
Se enredan tras rozar el paladar amargo de la mañana;
dejando heridas con tensiones finas.
Mientras, al sol aún le cuesta entran por mis pestañas.
Yo lo espero con una paciencia dramática.
¡Sí, es cierto!
los helechos dóciles están llenos de espinas.
Texto tarde de invierno 2000/ Imagen: Carbón sobre papel 2008
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